Ayuntamiento de Alanís

CONOCE ALANÍS

Todas las ciudades, villas y lugares de España, tienen sus historias y sus leyendas. Unas conocidas y otras no. La historia es el relato de los hechos acaecidos a través del tiempo y que tienen sus orígenes en guerras, en luchas ancestrales o modernas, desde la fundación de los pueblos hasta nuestros días o de la

construcción de edificios monumentales, ya profanos, ya religiosos y de realizaciones artísticas que tienen sus detalles que contempla y analiza. Cuando estos relatos desaparecen por la acción del tiempo, surge la leyenda que son los mismos hechos aumentados por la fantasía popular o sublimados por la fe religiosa.

La leyenda es una narración tradicional, admirativa y generalmente fantástica de personas, épocas y lugares determinados. Es la flor de la admiración de un pueblo, es la expresión delicada de la literatura popular. El pueblo en la leyenda, quiere evadirse de lo vulgar, cotidiano, embelleciendo lo prosaico con una señalada espiritualidad. La leyenda guarda la esencia de un pueblo, lo más fino de su espíritu y lo más delicado de su emoción. Las viejas leyendas son lecciones íntimas de un tiempo ido y sus reminiscencias, sencillo, entrañable y creyente. Las leyendas son nebulosas de un pasado lejano y a veces glorioso de la vida secular de un pueblo.

Leyenda de la virgen de las Angustias

Del patrocinio de la Virgen de las Angustias sobre Alanís no hay testimonios escritos. No ha sido posible determinar su cronología. Ni por el estilo arquitectónico de la capilla puede determinarse la fecha en que tuviera lugar la lucha entre moros y cristianos en el sitio conocido por “matamoros” que pudo ser en fecha bastante anterior a la construcción de la capilla e imagen. Este hecho y el patronazgo de la Virgen de las Angustias en este pueblo, tuvo como consecuencia la lucha anteriormente citada, como se dice en otro lugar, al impetrar el capitán cristiano la protección de la Virgen en lucha personal con el adalid moro al que logró vencer y para conmemorar la efeméride ordenó construir la capilla y el pueblo tomó por Patrona a la Virgen de las Angustias.

 

Anteriormente el Patrón de Alanís fue San Juan Bautista, cuya reminiscencia llegó hasta nuestros días con los cultos que se le hacían en la ermita de San Juan, llamados “la velá de San Juan”.

 

Para más información puedes visitar la web de la Hdad. de las Angustias en https://angustiasdealanis.com/

Leyenda del encanto de las Pilitas

Era el 24 de junio de un año incierto, día de San Juan, Patrón de Alanís. El sol del ocaso doraba las cumbres de las montañas que circundan a este pueblo. En la ermita de San Juan situada al lado del castillo, había fiesta grande, donde aquella tarde se había dado cita la mayoría de los habitantes de Alanís.

A la sazón moraba en Alanís, diferentes familias musulmanas que habían recibido las aguas del bautismo, pero que continuaban practicando los ritos de su religión. Entre estos musulmanes había una joven morisca llamada Ascia. Era de una belleza singular. Mantenía relaciones secretas con un doncel hijo del alcaide del castillo, el cual, enamorado de la bella sarracena quería librarla del harén. Aquel día de fiesta, aprovechando el tumulto, había concertado una entrevista con Ana María, que este era el nombre tomado por la sarracena, en la fuente de Las Pilitas, lugar inmediato al   para revelar ella al cristiano que su padre había decidido casarla con un árabe como es uso y costumbre de esta religión.

El escenario de la cita es misterioso, pintoresco y bello, y propio para la expansión del idilio, y allí contó al cristiano sus temores.

El padre de la morisca, que había recibido confidencia de aquella entrevista, dió aviso al futuro marido de su hija, que se llamaba Alí el africano y este corrió lleno de ira al lugar de la cita y mientras enlazados se juraban sus amores eternos, el feroz moro clavó su alfange a traición en la espalda del joven cristiano, dejándole sin vida. Ascia enloquecida por la escena y por el furor del sarraceno, corrió despavorida, gritando y el eco de sus gritos y su visión desaparecieron por las alturas de la alameda, como un girón fugaz de luna. El morisco se ensañó con el cuerpo inerte del confiado cristiano y cuando intentó buscar a la bella Ascia Halema, esta había desaparecido del entorno. Avisados, los parientes y amigos buscaron inútilmente entre la arboleda y en las profundidades del arroyo. Todo fue inútil, la bella Ascia había desaparecido para siempre.

 

En años sucesivos, siempre que era llegado el día 24 de junio, a las doce de la noche, los curiosos que al regresar de la fiesta llegaban a la fuente de Las Pilitas, hallaban sentada al borde de la misma a la visión bella de Ana María y al querer acercarse a la misma, la visión desaparecía lo mismo que en la noche del drama.

Así es el relato y la tradición oral transmitida al devenir de los años, con toda su poesía y con todo su misterio. Es un episodio amoroso más entre estas dos religiones que a pesar de tener muchos puntos de contactos, son opuestas por la diferencia de las religiones.

Esta leyenda se encontraba en la actualidad muy fragmentada y casi desaparecida. La tradición ha quedado como una leyenda local con el nombre de “El encanto de las Pilitas”.

Alanís en la Historia y en la leyenda, Carlos Lora